La Frase de la Semana:

"Después de todo, hay cosas en la vida mucho peores que la muerte... ...si ha pasado una mañana con un vendedor de seguros, sabrá de lo que hablo." La Muerte de Boris Grushenko - Woody Allen

domingo, 22 de abril de 2007

Destinos Peores Que la Muerte: BlackOut!

Capitulo Primero:

-NOT ADMITTED-

Hace tiempo llamaban a este país la “Tierra de las Oportunidades”, y se podría seguir llamando así perfectamente solo si se le añadiera la palabra perdidas al final.

Una tierra de oportunidades perdidas, de oportunidades para todos, para los mayores, los jóvenes, los hombres, las mujeres, para ricos y pobres, para todo aquel que pudiera aspirar a algo, todos tienen su oportunidad, pero tener una oportunidad no les asegura nada.

Me llamo Roger Aston, nací el 26 de Febrero de 2055, me he criado en esta ciudad desde que tengo razón de ser, y casi desde la misma edad puedo decir que tengo memoria de depender siempre de alguien, ya sean mis padres, una corporación o el gobierno, siempre con el peso de no se una pieza productiva en una sociedad que se desarrollaba al margen de los deseos de aquellos que la habitan. Todos simplemente me tranquilizaban diciéndome que es normal, que ya llegará el momento en el que sea completamente independiente, en que no deba nada a nadie, aunque eso no era precisamente lo que me preocupara. Lo que realmente me preocupaba era que por mucho que te aseguren una vivienda, comida o entretenimiento, si no creces por dentro, si no superas los objetivos que te propones jamás podrás ser una persona feliz.

Y yo no soy feliz.

Desde que tengo edad legal no he parado de estudiar y prepararme para presentarme como candidato a un puesto en una de la docena de corporaciones que dominan el mercado laboral en el área de New York. Una tras otra me han echado para atrás, me han denegado la entrada, no me han admitido en sus exclusivos complejos residenciales privados. Prepararse para entrar en una corporación como Zigurat o Mendel cuesta mucho, la solicitud de empleo es un tema rápido y sencillo que se realiza online y no requiere de más documentación en un principio, luego te mandan el temario, todos los conocimientos reunidos que se supones que has de conocer y dominar para realizar tu trabajo básico. Las corporaciones, al fin y al cabo, nunca han tenido mucha confianza en el sistema público de enseñanza y mucho menos en los cursos de formación “alternativos” que otras entidades ofrecen en la red. Conozco unos cuantos casos de amigos de la infancia que en su momento optaron por la opción de la enseñanza alternativa, ya fuera de carácter religioso o de un programa internacional de formación. Al final daba lo mismo que hubiera estudiado la vida de Abrahán Lincoln, la Guerra de Libertades o las bases de la neuromecánica por unos cursos de Realidad Virtual de la Eastern Mormon School (Escuela Mormona del Este), el American Cultural Fund (Fondo Cultural Americano) o el Programa Universe de las UN, cada corporación consideraba ciertos aspectos más importantes o destacables o los veia de otra forma o simplemente los ignoraba. No queda pues más remedio que pasarse prácticamente un año, o más, en cursos intensivos de RV o estudio en libros para coincidir con el pensamiento corporativo de turno. Esto es, por supuesto, suponiendo que el puesto para el que aspiras entrar es uno de perfil medio-base, si quisiera entrar en un campo específico y mejor pagado, como es mi caso, los estudios pueden ascender a dos años fácilmente. Y luego vienen las pruebas, ya sean online en un aula específica de RV o en los centros corporativos de reclutamiento más cercanos te hacen pruebas. Primeros cortos test de personalidad, luego pasan a lo interesante, el escáner neuronal.

Un procedimiento simple, una corona de electrodos o escáneres en forma de halo mientras realizas un test más complejo. Por supuesto siempre con las máquinas de la compañía. Estas hacen un trabajo simple, recogen el funcionamiento del cerebro ante ciertos estímulos, señales, preguntas o imágenes, una radiografía que se traducía a un perfil psicológico de mayor o menor precisión. Pueden ver tus neuronas disparar en tiempo real, la niebla de señales bioelectricas recorriendo el cortex prefrontal hacia el bulbo raquideo para luego traducirse en cuentas matemáticas, pueden ver tu ser, tu persona, tu “alma”.

Y decirte que no eres apto.

Por estricta imposición en los primeros años de la aplicación de la tecnología de los escáneres mentales en el mundo laboral no se daban los datos ni resultados al candidato, si era apto el perfil se almacenaba y codificaba, en caso contrario se desestimaban tanto candidato como perfil, a menos que sufriera una patología reseñable los examinadores no tenían por que dar ninguna explicación al candidato.

“No es apto Sr Aston, lo sentimos mucho, podría trabajar un poco más sus aptitudes sociales para con la empresa, los resultados ahí son algo deficientes”

Siempre vagos y nebulosos a la hora de decir lo mismo, que tengo que ser más leal. Que tal vez no consiga confiar de pleno en la corporación.

¿Cómo quieren que confíe en una corporación que primero no confía en mí? ¿Es que vivimos en un mundo de locos?

Esta situación se tiene que acab…



-DESCONECTANDO-


Aston miró atónito al monitor apagado. Hecho un vistazo a derecha e izquierda y rápidamente se levantó del sillón acolchado para dirigirse a la ventana. Todo a su alrededor estaba oscuro, solo algunos aparatos con sus pilotos verdes o azules lanzaban nebulosas luces sobre los estantes abarrotados de libros, juguetes de todo tipo y recuerdos, sobre el diminuto apartamento de cuarenta metros cuadrados, el sillón y Aston.

Por la amplia ventana se colaban los últimos rayos de luz de un sol que ya se había ocultado tras el horizonte de titánicos rascacielos y nubes escarlata sobre Manhattan. En la calle empezaba a oirse un quedo murmullo de gente abriendo ventanas o puertas, lanzando exclamaciones de sorpresa o maldiciones al caluroso y asfixiante viento de la tarde. Las farolas de la calle estaban muertas, los letreros luminosos verdes y azules de la tienda 24Zid de la esquina y el Taller de Rashid estaban igual, los rascacielos opacos y negros contra la luz de la tarde. Ninguna casa tenia luz, no se escuchaba música ni aparatos de aire acondicionado.

Un apagón.

Aston se inclinó hacia delante, abriendo la ventana, con una mezcla de confusión, indignación y sorpresa en su rostro. Cómo se atrevían a cortar la luz en un momento tan íntimo de exploración del ego se preguntó. Aston deseaba saber quien era el responsable de tal contingencia para poder gritarle y amenazarle. Bastante tenía ya con las próximas convocatorias de puestos de biotécnico en Zyztech en menos de una semana. El cuello de Aston se tensó mientras gritaba al viento por pura frustración y rabia.

Volvió a la penumbra de su apartamento, se puso bien las gafas, se pasó las manos por los grasientos mechones de pelo negro y reflexionó un poco.

“Esto no puede durar eternamente, tengo la reserva de los paneles solares, con ellas puedo funcionar unas ocho o diez horas si las consumo inteligentemente, seguro que en menos de ese tiempo arreglan lo que sea que ha fallado, un error de distribución en la red, un transformador quemado, una obra que corta un cable, seguro que es eso”

Aston se sentó de un salto en el sillón que crujió peligrosamente. Alargó la mano para coger una vaso de café y se repitió para si mismo que no podría durar mucho.

“Espero”


-Continuará-


Ficción basada en el juego Fates Worse Than Death de Vajra Enterprises

1 comentario:

Anónimo dijo...

No tardes en colgar la continuación; la verdad es que pinta bien ^^