La Frase de la Semana:

"Después de todo, hay cosas en la vida mucho peores que la muerte... ...si ha pasado una mañana con un vendedor de seguros, sabrá de lo que hablo." La Muerte de Boris Grushenko - Woody Allen

lunes, 30 de abril de 2007

Destinos Peores Que la Muerte: BlackOut! (2)

En la penumbra de la habitación estiró sus miembros, se tomó el último sorbo de café y se levantó lentamente del sillón dejando un poco más hundido el respaldo, en el que durante los años, había ido dejando progresivamente su espartana silueta hasta hacerla parecer parte de él. Aston no era de las personas que cuando se ponen nerviosas empiezan a comer como posesos o dejan todo lo que están haciendo para sumergirse en mundos alternativos de realidad virtual, ni siquiera tenía ya un hobby discernible y claro, durante cierto tiempo coleccionó latas y botellas de refrescos y bebidas varias, incluso coleccionó una serie de muñecos de exportación de un conocido artista de la creación digital. Todas esas cosas ahora cogían polvo y servían de pisapapeles o sujetalibros para las docenas de manuales corporativos, libros de autoayuda y guías de negocios. No había sitio en la vida de Aston para nada más aparte del trabajo. Ya tendría tiempo de disfrutar del ocio cuando tuviera un trabajo decente.

O no.

También es cierto que podría llegar a olvidarse de cómo era la diversión, el tiempo libre, estar con los amigos y conocidos. Cosa que no hacia desde hacía años. La última vez que estuvo en persona con uno de sus amigos fue hace cuatro años ¿o eran ya cinco? En el barrio solo tenia unos pocos conocidos, el excéntrico musulmán de la tienda de electrónica, un fornido repartidor de comida especialmente parlanchín y metomentodo y la señora mayor del apartamento 203 con sus redecillas para el pelo y su parafernalia de la Guerra de las Libertades por todas partes. Ahora el vicio de Aston era el estudio, la acumulación de conocimiento y practica de ejercicios mentales.

Tanteó la pared posterior de la habitación, la inmediatamente opuesta a la ventana, en busca del interruptor de la batería solar de emergencia. Esta se activó mostrando en una pequeña pantalla de dos pulgadas de ancho que esta estaba al 12% de carga, como se esperaba. No es que hubiera hecho poco sol, es que Aston no se había molestado en limpiar nunca los paneles de la azotea, el polvo se asentaba a una velocidad alarmante cuando no eran los pájaros o las alimañas las que ponían de su parte para que el panel funcionara a pleno rendimiento.

Tranquilamente encendió de nuevo el ordenador de sobremesa y se acercó los mandos. La pantalla apareció sobre el escritorio proyectada por una miríada de haces procedentes del mismo teclado. La pantalla, de un blanco nuclear mostró unos iconos flotantes y un cerebro volador con ojitos apareció reptando por la esquina inferior derecha. Un mensaje apareció en la pantalla mientras que una voz chillona algo infantil con acento japonés leía:

No se detectan conexiones inalámbricas o de puerto, no se encuentran vías alternativas, lo siento pero no puedes conectarte-pyo!

La graciosa expresión final del mensaje suavizó los primeros instantes de desconcierto. La luz se había ido. Pero eso no significaba necesariamente que se desconectaran los nodos locales de red, de hecho estos estaban casi siempre estructurados de forma tal que eran independientes de todo sistema municipal o corporativo de suministro de energía. Rápidamente pidió a la limitada inteligencia del ordenador que buscara en redes privadas, de pago, las que utilizan las grandes empresas y gente que puede permitirse mayor ancho de banda. Casi todas caídas, y el par que estaban disponible eran de la policía y la guardia nacional, que a efectos prácticos reducía las posibilidades de conectarse a cero.

Una idea vino a la cabeza de Aston.

No puede ser un accidente o un error, un generador puede fallar, una central de distribución también, un nodo privado sin mantenimiento terminaba por caerse siempre, pero todos los nodos de la ciudad y el suministro eléctrico es demencial. Puede que alguien halla cometido un tremendo, terrible error, pero lo más probable es que halla sido un atentado, o un ataque, algo intencionado, o una distracción como en aquel drama de RV donde se reproducían los disturbios del sur de Washington donde una banda de atracadores aprovechaban la algarabía para robar una colección entera de originales de Andy Warhol

Se apartó del monitor que se desvaneció suavemente para ahorrar energía. La mayoría de los programas y cursos con los que estudiaba y practicaba funcionaban online, con un profesor virtual o real al otro lado y una miríada de compañeros-alumnos que compartían opiniones y experiencias. Aston volvió a su sillón y la pantalla reapareció instantáneamente. Deslizó la mano sobre la mesa mostrando los programas disponibles sin conexión como si de una baraja de cartas se tratase. Los que ya dominaba plenamente los desechó tirándolos a una esquina del escritorio virtual, otros los reservó por su complejidad o porque antes necesitara de un curso previo, otros, por desfasados los borró directamente. Un par de solitarios y aburridos programas sobre aplicaciones de los entramados nanoplasticos y de respuestas del cortex ante estímulos a largo plazo se le presentaban como únicas opciones.

Con un sentimiento de resignación en su rostro se colocó un halo blanco, un emisor receptor de estímulos mentales leves, nada del otro mundo, para ejercitar el músculo gris con el aburrido programa corporativo. Antes de concentrarse y desvanecerse parcialmente en el ejercicio pensó que sería maravilloso no tener una vida tan monótona, gris y predecible, pensó en granjas y verdes prados, pero la realidad volvió a su mente como un clavo en cuanto se percató de que lo que él quería era tener dinero para disfrutar de todo el ocio del mundo, no barrer mierdas de gallina ni levantarse al amanecer.

Tal vez el mundo no sea tan complicado- Se dijo- Lo mismo soy yo…

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